miércoles, 8 de octubre de 2014

SANIDAD DIVINA

 TEMA: LA SANIDAD DIVINA
 El profeta Isaías, 700 años antes de Cristo, movido por el Espíritu Santo pudo vislumbrar la obra expiatoria de Cristo en el Calvario y por eso pudo clamar en sentido profético:

              “Ciertamente llevo el nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados.”
Isaías 53:4-5

               Es decir, hay una notable contraposición entre los sufrimientos a que él fue sometido injustamente y su victoria final. Muchos creyeron al principio que Jehová le había infligido un horrible castigo, pero luego reconocieron que los culpables eran ellos, y que el siervo era inocente.

                En realidad, esos sufrimientos formaban parte de los planes de Dios y sirvieron para reparar los pecados de la multitud.


CRISTO NUESTRO SANADOR

Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo
Mateo 4:23

Y había allí un hombre que hacia treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
 Juan 5:5-8

                Esta demás decir que la primera necesidad de todo individuo es espiritual. Su relación con Dios, su preparación para la eternidad. Sin embargo, eso no significa que el interés de nuestro Señor por nosotros termina cuando ha suplido nuestras necesidades espirituales. Debemos animarnos a orar por todas nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales.

v  El poder Sanador de Cristo: Jesús Vio, supo, dijo.

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               Este hombre aparentemente no tenía fe en él. Él tenía la mayor necesidad y no tenía amigo, ni familiares que lo ayudaran. Jesús le dijo “¿Quieres?” Jesús se dirigió a la voluntad del hombre, tal vez aquel hombre estaba acostumbrado a la enfermedad o era su medio de sustento. Por eso pienso que lo más importante de la sanidad divina es sanar el alma.


                  El hombre le dice a Jesús que no es cuestión de voluntad sino el de no tener a alguien que le ayude. Puede que “un lecho” este impidiendo que avancemos, debemos ponernos de pie y avanzar y tomar el lecho y cargarlo (cargar nuestra enfermedad y caminar, que la enfermedad no sea un impedimento)


1.- SANIDAD FÍSICA:

Jesús Vio: Versículo 6 y 8

              El hombre tenía 38 año enfermo físicamente y Jesús le dijo “levántate”, este levantar es que no importa la enfermedad, puedes pasarte y logras metas, utilizar medios de ayuda, lograr metas, utilizar medios de ayuda, lograr metas.etc, que cualquier condición física no sea impedimento para crecer y avanzar en la vida.


2.- SANIDAD EMOCIONAL:

Jesús Supo: Versículo 6 y 8 “Toma tu lecho”

                Ese lecho emocional que te impide ser feliz, alegres y estar siempre gozoso, debes tomarlo y si es posible arrastrarlo o echa tu carga sobre Jehová que el cuidara de vosotros. Dios sabe de qué cosas tenemos necesidad, sabe de nuestro dolor, angustias y temores. Debemos de tomar el control de cualquier situación.




3.- SANIDAD ESPIRITUAL:

Jesús Dijo: “Anda”


                    Jesús no solo le dio fuerzas físicas a las piernas y tampoco solo lo emociono durante el mensaje, sino que lo sano instantáneamente y el lecho en el cual lo llevaron a ese lugar, lo tomo y volvió a su casa donde testimonio de Cristo.

                   Jesús escogió a un hombre entre la multitud invalido que no sabía quién era El. Demostrando su amor y compasión del Salvador. Jesús ministro a un hombre que no tenía fe y en ese momento en que Jesús hablo nació una chispa de fe en el corazón del hombre y ocurrió un milagro.

                  La situación del paralitico representa a la humanidad actual. Si no están físicamente enfermos, están espiritualmente derrotados, sus almas están enfermas y destrozadas. Y si solo se dieran cuenta de lo cerca que esta Jesús y levantaran su mirada hacia El serian sanados.

“No tengo a quien”

                 La queja del paralitico también representa la enfermedad emocional de las personas, los que creen que nadie los quiere o que nadie se interesa por ellos, están abandonados, sin respaldo o ayuda. Se enfrentan a su miseria solos, a ellos Jesús les ofrece su amor, misericordia y poder.

                Cuando Jesús restauro físicamente a la gente, fue una ilustración de lo que puede hacer por ellos espiritualmente cuando se acerca en fe.
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El milagro físico confirma el mayor milagro de la salvación que se le ofrece al mundo.


            El ofrece a cada pecador el milagro del perdón. A través de Él, pueden conocer el milagro del Nuevo Nacimiento, recibiendo una nueva naturaleza a través del poder del Espíritu Santo.  El amor, compasión y poder Salvador de nuestro Señor Jesús. Él es capaz de solucionar cualquier necesidad que sus hijos puedan tener.

¡Jesús Sana!





CONCLUSIÓN

             La palabra de Dios es su medicina. Hay muchos paralelos entre la medicina de Dios y la medicina natural. 

                   Primeramente: La palabra de Dios es un agente de sanidad, así como la medicina natural es un agente o catalizador. En otras palabras, la medicina contiene en sí misma la capacidad de producir sanidad. Dentro de la palabra de Dios hallamos la capacidad,  la habilidad y el efecto natural de traer sanidad a tu cuerpo. Por ejemplo en:

“Envió su palabra y los sanó;”
Salmo 107:20:

“Porque son vida para los que las hallan  y medicina para todo su cuerpo.”
Proverbios  4:22

“Así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié.”
Isaías 55:1:

“La palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Hebreos 4:12:

 

                      La clave para compartir la vida y el poder sanador que está en la Palabra es seguir tomándola hasta que penetre completamente en tu espíritu donde se puede depositar esa vida y poder

                 
            Segundo: Para que haga efecto, la medicina tiene que ser tomada como está escrita en la receta. Algunas medicinas indican: "Aplíquese internamente", otras "aplíquese externamente". Si aplicas la medicina en lo exterior cuando dice que te lo debes aplicar internamente, la medicina no tendría ningún efecto. Tomar el medicamento después de la comida cuando debe de ser antes de la misma, reducirá sus efectos. Al tomarse la medicina de vez en cuando, cuando debería tomarse 3 veces al día, simplemente dará resultados limitados, si acaso. No importa cuán buena sea la medicina, siempre debe tomarse de acuerdo a las direcciones específicas de la receta o no trabajará.

                  Así es con la medicina de Dios. Tiene que ser tomada de acuerdo a la receta, o no trabajará. La receta para tomar la medicina de Dios se encuentra en: 

"Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.”
Proverbios 4:20

“Que no se aparten de tus ojos; guárdalas en lo profundo de tu corazón.”
Proverbios 4:21


                Tercero: Recuerda que toma tiempo para que la medicina haga su trabajo. Muchas personas le dan la medicina natural mucho tiempo, paciencia y pagan mucho dinero para ver que la medicina funcione. Llevan la receta de medicina para repetir la dosis. Son diligentes al hacer esto. Ellos no se toman la medicina una vez y tratan de esperar un milagro.






             Sigue tomando la medicina de Dios. Dale tiempo para que funcione. Toma tu medicina (espiritual). Confiesas estas promesas sobre ti mismo. Medita en tu corazón lo que dices. Úsalas para alabar al Padre, Su palabra es medicina a todo tu cuerpo. 


“Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviare a ti; porque yo soy Jehová tu Sanador.”


Éxodo 15:26

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