martes, 2 de diciembre de 2014

HERMENÉUTICA 2 PARTE

INTERPRETACIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO

La diversidad de la Biblia se pone inmediatamente de manifiesto al comparar el Antiguo testamento con el Nuevo. Su contenido, su perspectiva, los géneros literarios de muchos de sus libros, son fundamentalmente diferentes, y sus peculiaridades, tanto lingüísticas como teológicas, han de ser tenidas en cuenta si queremos llevar a cabo un trabajo serie de exégesis.
En la línea constante de la historia de la salvación, que une y da coherencia a ambos testamentos, hemos de discernir con objetividad los contrastes, las antitesis, incluso los pasajes que prima facie hieren la sensibilidad cristiana, todo lo cual plantea problemas que sólo pueden resolverse mediante una adecuada comprensión hermenéutica del Antiguo Testamento.

Estructura Histórico–Teológica del Antiguo Testamento
El Antiguo testamento no es una mera colección de documentos en los que se ha registrado la evolución político-religiosa de Israel. Tampoco es simplemente el fruto de la reflexión teológica de sus más preclaras figuras. En el Antiguo testamento se entrelazan inseparablemente la historia y teología en un todo cuyas partes mantienen una conexión orgánica a lo largo de un desarrollo progresivo.
Pero, en el Antiguo Testamento no hallamos solamente una exposición de la historia de Israel, sino una exposición de su fe y ambas como partes de la revelación.

Pautas para la Interpretación del Antiguo Testamento
1.      Relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. De la estructura histórica-teológica del Antiguo Testamento se desprende que éste tiene como contexto y clave de interpretación el Nuevo Testamento. Si comparamos los dos Testamentos se observan variaciones incluso al comparar periodos diversos del Antiguo Testamento entre sí; pero, ninguna alteración esencial se advierte en lo que concierne a Dios y sus atributos, a la naturaleza y condición del hombre, a la gracia de Dios hacia una humanidad caída, a la necesidad de que el pecado sea expiado, a la naturaleza y función de la fe, a la gloria del Mesías, a las perspectivas del reino de Dios, a los principios morales que deben regir la conducta humana. El verdadero sentido del Antiguo Testamento únicamente aparece con claridad cuando se reconoce su verdadera naturaleza como parte de una revelación divina que culmina en el testimonio del Nuevo Testamento.
2.      Discernimiento de Elementos Continuos y Discontinuos. Es evidente la unidad de acción de Dios, la línea ininterrumpida sobre la que se desarrollan la revelación y la redención. Cristo es aquel de quien habían escrito Moisés y los Profetas. La continuidad se pone de manifiesto en las reiteradas referencias a las antiguas Escrituras, ejemplo: la preservación del concepto de pueblo de Dios, ahora transferido primordialmente a la nueva comunidad de los seguidores de Jesús, el Israel espiritual. Pero se hace igualmente visible la discontinuidad en diversos elementos, ejemplo de ello es que queda abolido el sacerdocio aarónico con la llegada del gran Sumo Salcedote, Cristo, y con el sacerdocio universal de los creyentes.
3.      Diversidad y limitaciones de las Normas del Antiguo Testamento. Llama la atención la variedad con que aparecen en el Antiguo Testamento ciertos principios morales y su regulación casuística.
4.      Fondo Cristocéntrico del Antiguo Testamento.  Es fundamental no perder de  vista que es precisamente Cristo quien da cohesión a la totalidad de la revelación bíblica. Resulta asombrosa la  abundante riqueza cristológica que en el Antiguo Testamento descubren los escritores del Nuevo. La venida de Jesucristo como una realidad histórica no deja al exegeta ninguna otra opción, ha de interpretar el Antiguo Testamento como señalando a Cristo. Esta pauta, por su puesto, no debe llevarnos a pensar que en todo texto, explícita o implícitamente, hemos de encontrar alguna referencia a Cristo.
5.      Legitimidad y límites de la tipología. Gran parte del testimonio del Antiguo Testamento respecto a Cristo lo hallamos expresado mediante tipos tan numerosos como diversos. El beneficio que de este modo de interpretación ha recibido la Iglesia cristiana es grande, por lo que el exegeta ha de estar atento a las posibilidades que la tipología le ofrece. Pero, por otro lado, ha de extremar su prudencia para no convertir la tipología en alegorización.
Las pautas expuestas anteriormente se pueden resumir en concreto en:
ü  Mediante la aplicación del Método Gramático-Histórico debe determinarse el mensaje que el autor quiso comunicar a sus contemporáneos.
ü  Debe precisarse la relación del texto del Antiguo Testamento con el contexto del Nuevo para comprobar si tiene o no una proyección que rebase tipológicamente o proféticamente su significado original. Asimismo, se desprenderá la conclusión relativa a su carácter normativo, si es de vigencia permanente o temporal, si sólo obligaba al antiguo pueblo de Israel o si conserva su fuerza compulsiva también para nosotros hoy.

Variantes Verbales
1.      Diversidad de textos del Antiguo Testamento. Los escritores del Nuevo Testamento tuvieron a su disposición tres textos diferentes del Antiguo Testamento: el masorético o protomasorético, la versión griega de los setenta o septuaginta y los targumenes arameos (orales o escritos) que recogían las traducciones parafrásicas corrientes en el primer siglo. Probablemente hicieron uso de las tres, aunque predomina el empleo de septuaginta, dado que el griego era la lengua franca, la más idónea para una comunicación amplia y por tanto, la más usada en el mundo grecorromano. Es comprensible que los apóstoles, al citar textos del Antiguo Testamento, se valieran de la versión griega ya existente. Pero, tal versión discrepa no pocas veces del texto hebreo masorético. Mt. 1:23, Is. 7:14.
2.      Libertad en el modo de citar. Tanto en el mundo grecorromano como en el judaico había una gran libertad en el uso de referencias literarias. Pese al literalismo de algunos rabinos, no se daba tanta importancia a la letra de un texto como a su significado. Incluso en los evangelios, cuando se reproduce lo dicho por Jesús, no siempre es fácil llegar a determinar cuáles fueron las palabras exactas pronunciadas por Jesús. Jn. 13:10.
Formas Literarias
La gran variedad en el contenido del Antiguo Testamento (historia, biografía, materiales jurídicos, prescripciones cúlticas, preceptos morales, cánticos y plegarias, profecía y demás) hacia inevitable la diversidad en el ropaje literario que había de usarse para cada uno de sus elementos. La complejidad se acentúa debido a que los autores siguieron en líneas generales los patrones de su  tiempo, con sus múltiples posibilidades de expresión, por lo que las formas a menudo no sólo de un libro a otro, sino incluso dentro de una misma obra.
Material narrativo–histórico. Incluye en primer lugar la narración, en la que se comunican circunstancias, acciones, discursos, así como conversaciones o locuciones varias. Puede referirse a individuos o a colectividades humanas (familias, tribus, pueblos, reinos), se halla principalmente en los libros históricos.
Material jurídico. Aunque la parte más importante se halla en el Pentateuco, la normativa es extensa, basada en el decálogo, desarrolla un derecho civil, las disposiciones culturales regulaban la institución y funcionamiento del sacerdocio.
Material profético. Comprende todo lo relativo a los mensajes y acciones de los profetas, quienes comunicaban la palabra que habían recibido de Dios con destino a individuos o pueblos determinados, mayormente Israel y Judá.
Material de cánticos y oraciones. Sobresale el libro de los Salmos, pero no falta en los demás, constituye un testimonio riquísimo de la piedad israelita, alimentada por la Palabra de Dios, hay cantos de amor, victoria, de confesión o testimonio y demás. Generalmente se encuentra en forma poética aunque hay algunos en prosa.
Material Sapiencial. Recogen la esencia de una sabiduría práctica inspirada en el temor de Dios y aplicada a todos los órdenes de la vida. Componen los libros de Job, Proverbios y Eclesiastés.

TEXTOS NARRATIVOS

 

El material de carácter narrativo es muy abundante en el Antiguo Testamento. Incluye más de la mitad del Pentateuco, la totalidad de los llamados libros históricos y buena parte de los proféticos.

En los narrativos el pensamiento se centra en algo que ha acontecido. De alguna manera está ligado a eventos históricos.

Algunos autores han puesto en tela de juicio o han negado abiertamente la historicidad de muchos relatos del Antiguo Testamento. Según ellos, la trama de los primeros capítulos del Génesis es esencialmente mitológica.

Las evidencias internas de las narraciones como el testimonio de los descubrimientos arqueológicos corroboran la fidedigna histórica de los textos.

Del mismo modo que los profetas recibieron de Dios luz respecto al futuro, los historiadores bíblicos pudieron recibirla respecto al más remoto pasado; y así como los primeros pudieron  predecir lo que había de acontecer, el narrador pudo consignar por escrito lo que había acaecido no sólo en los albores de la humanidad, sino “en el principio” y a lo largo de todo proceso creativo.

 

Historia = acontecimiento real.

Saga = simplemente relato o narración.

 

En hermenéutica es esencial distinguir la diferencia entre  “hechos” y “acontecimientos”. El hechos constituye el contenido sustancial de algo acaecido, es decir, la verdad, el mensaje, mientras que el acontecimiento es la forma de presentar el hecho, forma que puede variar y que no necesariamente ha de interpretarse en sentido rigurosamente histórico. Ej. Gn. 3.

 

A)    NARRACIONES PREHISTÓRICAS: están contenidas en los capítulos 1 – 11 del Génesis, allí se encuentra información de la existencia y los atributos de Dios, la creación del hombre, la entrada del pecado en el mundo con sus funestas consecuencias y el principio de la redención humana. En su mensaje se halla la clave para descifrar los grandes enigmas que han preocupado al hombre acerca del universo y de sí mismo.

a.      La creación Gn. 1 y 2.

b.      La caída Gn. 3.

c.       La multiplicación del pecado Gn. 4:1 – 11:9.

B)     NARRACIONES HISTÓRICAS: La historia se inicia súbitamente en un aparente despego de Dios respecto al conjunto de los pueblos. Todo el interés se centra en una sola persona y su descendencia: Abraham, Isaac, Jacob y sus hijos.

a.      Período patriarcal Gn. 12 – 50.

b.      Del éxodo a la entrada en Canaán Éxodo – Josué.

                                                              i.      La redención de los israelitas.

                                                           ii.      El pacto sinaítico.

                                                         iii.      El Tabernáculo.

                                                         iv.      La conquista de Canaán.

c.       La monarquía israelita Jueces – II Crónicas. Normas para todos los monarcas israelitas:

                                                              i.      El rey ha de ser el siervo de Yahveh. II S. 3:18; 7:5, 8, 19, 20, 21, 25-29.

                                                           ii.      El rey ha de ser un pastor para su pueblo. Sal. 78:70-72.

                                                         iii.      El Espíritu de Dios había de manifestarse en la experiencia del rey. II S. 23:2.

Las narraciones del Antiguo testamento se cierran con Esdras, Nehemías y Esther. El intérprete deberá prestar especial atención al mensaje que contienen. Si, como se ha dicho, la historia es magistra vitae. Los polos obediencia–desobediencia llevan aparejados los de bendición–juicio, paralelamente a los de elección–rechazamiento.

 


TEXTOS PROFÉTICOS


El lenguaje de los mismos suele ser figurado, poético o simbólico, lo que origina las consiguientes dificultades; y éstas aumentan cuando el pasaje tiene un carácter predictivo.

Su etimología es incierta;
nabu, que significa llamar o proclamar.

El profeta es aquel que llama o que es llamado y que anuncia algo, lo que coincide con el carácter y función del profeta llamado por Dios para ser un portavoz.

VIDENTE
PROFETA
Es una persona capacitada para revelar hechos secretos y vaticinar acontecimientos futuros (1 S. 9:6-20).
Es un mensajero que comunica la Palabra de Dios en sus dimensiones religiosa y moral (Is. 30:10).

COMUNIDADES PROFÉTICAS


Una forma del profetísmo colectiva fue en los tiempos de la monarquía israelita, en las “escuelas” o grupos que se formaban en torno a destacadas figuras, como Elías o Elíseo (2 R. 2:3 y ss; 4:38; 6:1) y se mantenían viviendo comunitariamente. Son presentados por lo general en conexión con un santuario (Betel, Gilgal o Jericó – 1 R. 13:11; 2 R. 2:1, 4, 5).
Se caracterizaban por la realización de milagros que confirmaban la autoridad moral del profeta en su ministerio de enseñanza o de orientación política.



PROFETISMO


Encontramos en el Antiguo testamento dos modalidades de actividad profética que casi desde el principio de la monarquía gozaron de reconocimiento oficial: la de los profetas que podríamos denominar cortesanos y la de los cúlticos.
Los primeros eran personas muy próximos al rey, a quien aconsejaban comunicando el mensaje de Dios que en determinadas circunstancias le era dado.
Los profetas cúlticos eran considerados como oficiales del santuario y ocupaban un lugar de honor junto a los sacerdotes y demás funcionarios religiosos.

ESTRUCTURA DEL PROFETISMO


1.      La autoridad y la fuerza de la palabra de Dios: “Así dice Jehová” o una frase parecida es la forma introductoria del mensaje del profeta. Indica que lo que va a decir tiene su origen no en la mente del profeta, es el resultado de una revelación. El profeta estaba en capacidad de discernir con claridad el dabar divino, este comprendía que la palabra divina no es una mera expresión verbal. Lleva la acción de Dios, por eso la seguridad de sus palabras, y estos no podían callar.
2.      Denuncia del pecado: es de forma directa, mostrando todas las agravantes de la rebelión espiritual del pueblo contra Dios.
3.      Proclamación del juicio divino: Dios no puede permanecer indiferente ante la soberbia humana. No podía tolerar los pecados. Su juicio era una necesidad moral. El juicio tiene como objetivo vindicar la justicia enderezando lo que la injusticia había torcido.
4.      Anuncio de salvación: La ira de Dios es temporal; su amor es eterno, por eso siempre junto con el castigo viene la intervención restauradora.



PRINCIPIOS PARA LA INTERPRETACIÓN DE TEXTOS PROFÉTICOS


1.        Tómese en consideración lo que el profeta quiso decir a sus contemporáneos.
2.        Téngase presente la relación entre historia y revelación.
3.        Cuando exista, debe distinguirse la “perspectiva profética”.
4.        El lenguaje ha de ser examinado con la máxima meticulosidad. (Figuras y símbolos).
5.        En los textos de carácter apocalíptico debe prestarse especial atención a las peculiaridades de este género literario.
6.        Es conveniente tener en cuenta el carácter recopilatorio de los libros proféticos.
7.        Los temas especiales han de considerarse a la luz de todo el contexto profético.
8.        Debe determinarse si una predicción es condicional o incondicional.
9.        Ha de precisarse si la predicción se cumplió ya o si aún ha de tener cumplimiento.

TIPOS Y SÍMBOLOS

Tipología

            El término griego typos, del que se deriva la palabra “tipo” aparece catorce veces en el Nuevo Testamento, con diversas asignaciones, de las cuales las dos más importantes son: a) modelo; b) producto que se obtiene según el modelo. Se usa especialmente en el sentido de patrón o ejemplo para la conducta moral del cristiano (Fil. 3:17; 1 Ts. 1:7; 2 Ts. 3:9).
            Pablo escribe respecto a Adán que “es figura del que había de venir” Ro. 5:14 y de las experiencias de Israel en el desierto dice que “sucedieron como ejemplos para nosotros” 1 Co. 10:6, 11.
            Puede definirse la tipología como el establecimiento de conexiones históricas entre determinados hechos, personas o cosas (tipos) del Antiguo Testamento y hechos, personas u objetos semejantes del Nuevo Testamento (antitipos).
            Para tener una idea correcta y hacer un adecuado uso hermenéutico, es fundamental tener en cuenta en la tipología sus características esenciales:
  1. Tanto el tipo como el antitipo son realidades históricas que se corresponden.
  2. Entre el tipo y el antitipo debe haber algún punto importante de analogía.
  3. El tipo siempre tiene un carácter predictivo y descriptivo.
  4. Los tipos, avalados por el Nuevo testamento, se refieren a lo más sobresaliente de la persona y la obra de Cristo o de su aplicación en la experiencia cristiana.
  5. En todo tipo debe distinguirse lo verdaderamente típico de lo accesorio.
  6. El tipo es determinado por Dios mismo, no por la fantasía humana.

Clases de Tipos
Tipos Personales. Son personas que tienen carácter típico, ejemplo:
Adán, cabeza y representante de la humanidad, prefigura a Cristo. Ro. 5:14, 19; 1 Co. 15:45.
Abraham creyente es tipo de todos los seres humanos que serían justificados por la fe. Gn. 15:6, Ro. 4:3, Gál 3:6.
Melquisedec es tipo de Cristo en su función sacerdotal (He. 7:1-3, 15-17).
Tipos Materiales. Se destaca entre ellos el tabernáculo israelita con sus diversos objetos y utensilios dedicados al culto.
El maná alimento de los israelitas en el desierto, es tipo de Cristo y su poder vivificador (Jn. 6:32-35).
Tipos Institucionales. El sábado era figura del descanso eterno de los creyentes (He. 4:4-9). La pascua de la cena del Señor.
Acontecimientos típicos. Pueden incluirse en este grupo buen número de eventos relatos en el Antiguo Testamento.
La colocación de la serpiente de bronce sobre el asta en medio del campamento israelita es usada por Jesús como tipo de su propia crucifixión (Jn. 3:15).
Para la interpretación tipológica, conviene aplicar las siguientes reglas:
1.       Buscar todos los textos del Nuevo testamento que aluden directa o indirectamente al tipo objeto de estudio.
2.       Determinar todos los puntos de correspondencia entre el tipo y el antitipo, delimitándolos adecuadamente a fin de no atribuir a aquél más de lo que realmente prefigura.
3.       Especificar su contenido típico siempre a la luz de lo que el Nuevo Testamento enseña.

TIPO (Éx. 12)
ANTITIPO
Un cordero (v. 3)
Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29).
Si defecto (v. 5)
Jesús “no conoció pecado” (2 Co. 5:21; 1 P. 2:22).
La sangre del cordero protege del juicio de Dios (12,13)
La sangre de Cristo, base del nuevo pacto establecido por Dios para la salvación de los hombres, que de otro modo no podían escapar a la condenación (Lc. 22:20; Ro. 3:23-25).
La pascua convierte a Israel en un pueblo peregrino (v. 11)
La redención del creyente en Cristo hace de los redimidos una comunidad de peregrinos (1 Pe. 1:17b-19; 2:11; He. 11:13, 39-40; 12:1).
El pan de la pascua había de ser sin levadura (v. 8)
La liberación del creyente en Cristo implica su purificación moral, la ausencia de fermentos pecaminosos (1 Co. 5:6-8).

Simbología

El símbolo es un ser u objeto que representa un concepto abstracto, invisible, por alguna semejanza o correspondencia. Así, el perro es símbolo de fidelidad, la balanza de justicia, el cetro de autoridad.

Clasificación de los Símbolos
Generalmente se establecen tres clases de símbolos: objetos materiales, hechos milagrosos y elementos de visiones proféticas.
            Puede servirnos de ejemplo de símbolo material el arca del testimonio en el lugar santísimo del tabernáculo (Éx. 25). En el Nuevo Testamento, el pan y el vino de la Cena del Señor tienen un simbolismo inconfundible del cuerpo y la sangre de Cristo.
            Los seres u objetos milagrosos simbólicos no abundan en la Biblia. El querubín con la espada flamante a la puerta del Edén (Gn. 3:24) símbolo de la ruptura del hombre con Dios. La zarza ardiente que vio Moisés en Horeb (Éx. 3:2), la columna de huno y de fuego.
            Mucho más numerosos son los símbolos que conseguimos en las visiones concedidas por Dios a los profetas y a los apóstoles. Las visiones de Isaías, Jeremías, Amós, Ezequiel, Zacarías, Daniel. En el Nuevo Testamento dejando aparte al Apocalipsis, las visiones escasean, la visión de pedro en Joppe (Hch. 10:9-16).

Acciones simbólicas
Los profetas llevaron acabo actos a menudo insólitos que tenían por objeto hacer más vívido y penetrante su mensaje. Ez. 2:8–3:3 que tiene un paralelo en Ap. 10:2, 8-11, Ez. 4:1-3; 4:4-8; 5:1-4. Jer. 18:1-6. Is. 20:2. Oseas 1–3.

Números Simbólicos
El carácter simbólico de algunos números de la Biblia ha sido reconocido por todos sus intérpretes, tanto judíos como cristianos, los números más significativos en la simbología de las escrituras son:
El número siete (7) significa totalidad, integridad o perfección.
La significación del siete se extiende también a sus múltiplos: cuarenta y nueve (7 x 7), setenta.
El número doce (12) denota al pueblo de Dios en su totalidad, en su unidad y en la grandeza y gloria a que está destinado.
El número tres (3) símbolo de un todo ordenado y completo, la unidad y plenitud de Dios.
El número cuatro (4) es indicativo de amplitud ilimitada en el sentido espacial o temporal aplicado al universo visible.


Gematría
El uso de las letras de una palabra para expresar por medio de la combinación de sus valores numéricos un nombre o una frase ingeniosa. En toda la Biblia se da un solo caso de gematría; el número de la “bestia” (Ap. 13:18), varios intérpretes ven el número 666 como un compuesto del 6 el cual es símbolo del hombre “es número de hombre” elevado a la máxima expresión de su imperfección impía. Pero, recurriendo a la gematría que el número corresponde a Nerón Cesar, que en hebreo es NRWN-KSR => Nun = 50, Resh = 200, Waw = 6, Nun = 50, Kof = 100, Shameckh = 60, Resh = 200, en total: 666; Ireneo refiriéndose al símbolo del imperio romano en el término griego lateinos (30+1+300+5+10+50+70+200 = 666).

Nombres Simbólicos
En la Biblia encontramos, nombres propios de personas o de lugares que se usan simbólicamente. Is. 7:3 Searjasub = un remanente volverá, generalmente estos nombres eran impuestos por indicación divina, Maher-shalal-hash-baz = el despojo se apresura (Is. 8:1-4); Jezreel (nombre del hermoso valle profanado por el sanguinario Jehú, cuya casa iba a sufrir el juicio de Dios Os. 1:4).
Pero hay otros nombres que, por sus características peculiares, adquirieron un recio simbolismo, tales son los nombres como David, quien representaba al pastor y príncipe mesiánico (Ez. 34:23-24; Jer. 30:9 y Os. 3:5), Elías simbólico de Juan el Bautista (Mal. 4:5; Mt. 11:14) o los de lugares como Sodoma y Egipto aplicados a la incrédula Jerusalén (Ap. 11:8).

Colores Simbólicos
            El azul, por ser el color del cielo, sugería lo celestial, lo santo, lo divino (Éx. 28:31; 39:22; Num. 4:6-7, 11-12).
El color púrpura o escarlata era simbólico de realeza o majestad (Jue. 8:26; Dan. 5:7).
El blanco siempre ha sido símbolo de pureza y gloria. Aparecía en el libro de las vestiduras del sumo sacerdote (Éx. 28:5-6,8,15,39).
El negro suele estar relacionado con la muerte y el luto (Jer. 14:2) y con el hambre (Ap. 6:5-6).
El rojo hace pensar en la sangre, en la guerra (Nah. 2:3; Ap. 6:4).

Metales y Piedras Preciosas
Algunos de estos elementos tienen un carácter emblemático es innegable; pero ésta es quizá la parte más difícil de la simbología. Ejemplo, las gemas que componen las puertas de la Jerusalén celestial (Ap. 21:14, 19-20). El oro sugiere el esplendor de la gloria de Dios.

TEXTOS POÉTICOS


Ocupa un lugar muy importante en el Antiguo Testamento, esencialmente son Salmos, Proverbios, Job, y Cantar de los cantares, pero también hay otros pasajes en los cuales encontramos poesía, como los cánticos de Moisés, Débora y Ana.

PECULIARIDADES DE LA POESÍA HEBREA


Al igual que nuestra poesía posee mucho la utilización de figuras o lenguaje figurado, especialmente el símil y las metáforas. Las diferencias de esta poesía con las demás es en su estructura:
1.       Ausencia de rima: Los versos no guardan entre sí una relación de consonancia en sus sílabas finales, lo que les da musicalidad.
2.       Ausencia de métrica: es la estructura interna del verso (número de sílabas y lugar de acentos).
3.       Paralelismo: sólo es de carácter  conceptual, y se divide en:
a.       Sinónimo: la segunda línea contiene un pensamiento idéntico o semejante al del anterior. Sal. 103:10
b.       Antitético: la segunda parte expresa un pensamiento relacionado con el de la primera por vía de contraste. Pr. 20:3.
c.        Sintético o constructivo: el mismo pensamiento sirve de base para el siguiente verso, se completa el pensamiento. Sal. 17:10.
d.      Emblemático: la primera parte expresa la idea en forma figurada, mientras la segunda lo hace en forma literal o viceversa. Sal 42: 1; 1:4.
e.       Escalonado: cuando una palabra o frase contenida en el primer verso se repite en versos subsiguientes. Sal 29: 1, 2.
f.         Introvertido: consta de cuatro versos, de los cuales el primero corresponde el cuarto y el segundo al tercero. Sal. 30: 8 – 10.

 

PASOS PARA LA INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DE LOS SALMOS

1.       Tómese en consideración el género del salmo: si es un himno de alabanza, una súplica, un canto de acción de gracias, una lamentación y demás.
2.       Téngase en cuenta la conexión histórica: determinar el autor, la fecha de escritura, las circunstancias en que la composición fue escrita.
3.       Préstese atención en el estado psicológico del autor: abatimiento, depresión, temor, inseguridad, reacción valerosa nacida de la fe, demás.
4.       Analícense los conceptos teológicos: ha de compararse el pensamiento del autor con la teología de su tiempo basa en la parte de la revelación de que ya se disponía.
5.       Distíngase entre lo que es confirmación de la palabra de Dios y lo que es respuesta a la misma.
6.       Los salmos imprecatorios deben ser interpretados según su naturaleza intrínsico y de acuerdo con el contexto teológico de la época.


CANTAR DE LOS CANTARES

Este es el primero de los cinco megilloth (plural de megilla, rollo o volumen), libros den A. T. Que se leían íntegramente en las cinco grandes fiestas judías. Este cántico era leído en la fiesta de la Pascua.
Desde tiempos muy antiguos, ha habido quienes han tropezado en la crudeza erótica de su lenguaje y han opinado que sólo la alegorización pudo abrirle las puertas para su incorporación al canon del Antiguo Testamento.
El análisis del libro resulta por demás difícil, su estructura ha originado gran disparidad de opiniones en cuanto al número de sus unidades poéticas y a la extensión de cada una. En él hay diálogos, coros, pero resalta la unidad básica, el tema de la atracción amorosa entre un hombre y una mujer en un escenario en el que alterna la bucólica placidez del campo con el esplendor regio de Jerusalén y en el que suceden los cantos jubilosos, los conflictos y el triunfo final del amor.

Interpretación
La exégesis del Cantar de los Cantares depende de la interpretación global que se dé al libro, por lo que es indispensable determinar ésta en primer lugar.
1.       Alegórica: Según está interpretación, el Cantar ha de entenderse en sentido figurado, pues no es otra cosa que la exaltación poética del amor entre Dios y su Pueblo.
2.       Típica: Admite el sentido literal, es considerado como expresión de amor apasionado entre Salomón y la Sulamita, pero los protagonistas sólo adquieren la plenitud de su significado cuando se interpretan como tipos de Cristo y la Iglesia.
3.       Litúrgica: considera el Cantar como una derivación de los ritos litúrgicos del culto a Tammuz.
4.       Folklórica: el Cantar de los Cantares no es sino una colección de cánticos nupciales destinados a una celebración semejante en Israel.
5.       Didáctico – moral: sostiene que el Cantar de los Cantares exalta la pureza y la hermosura del verdadero amor en la relación conyugal vivida conforme al santo propósito de Dios. No excluye, sin embargo, el hecho de que el libro sugiere al lector cristiano la esfera del incomparable amor de Cristo.

TEXTOS SAPIENCIALES


El género sapiencial aparece en el Antiguo testamento entrelazado con la poesía y constituye lo esencial de tres libros: Job, Proverbios y Eclesiastés.
El movimiento de la sabiduría (jokmah) en sus dimensiones intelectual, moral y religiosa, su principal finalidad era orientar la vida práctica en consonancia con la fe, aplicando a las mil y una situaciones de la existencia humana las enseñanzas de la ley de Dios.
En la sabiduría israelita se combina el conocimiento adquirido por la experiencia con la revelación. Es una cualidad natural, pero también es un Don de Dios.
La perspectiva eminentemente temporal de los libros sapienciales explica la ausencia de textos relativos a una vida posterior a la muerte o al advenimiento del Mesías y su Reino.
Algo que nos llama la atención en el estudio de estos libros es que a la sabiduría se le personifica, la cual es comparada con el predicados que se para junto al camino, a las encrucijadas de las veredas Pr. 8:2.
La sabiduría divina en el Antiguo testamento no representa a una persona, sino a un atributo divino vestido con el ropaje literario de la personificación.

PASOS PARA LA INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DE PROVERBIOS

En la exégesis de pasajes de Proverbios deben observarse las siguientes reglas especiales:
1.       Determinar el tipo de lenguaje usado en el texto, si es literal o figurado: en el segundo caso, habrá de considerarse la clase de figura y buscar el significado correspondiente.
2.       Ver si el texto forma parte de un pasaje más amplio, si es así se estudia el contexto.
3.       Atender antes que a los pasajes paralelos de otras partes del libro o del resto de la Biblia al paralelismo existente en la mayor parte de los propios textos.
4.       Distinguir lo que es expresión de verdades absolutas y lo que sólo señala verdades relativas, no todos los proverbios tienen un alcance universal.

JOB

Ocupa el tercer lugar del Canon. Posee gran riqueza literaria. Por su literatura es poético. Su tema es el sufrimiento.
Posee una estructura simple: a) prólogo en prosa capítulos 1 y 2, b) diálogos o discursos poéticos capítulo 3:1 al 42:6, c) epílogo en prosa capítulo 42:7-17.

Observaciones Hermenéuticas para la Interpretación
1.      Analícese adecuadamente la riqueza del lenguaje figurado.
2.      Estúdiense las declaraciones de cada uno de los personajes que intervienen a la luz de su propia teología  y determine hasta que punto expresa una verdad totalmente válida, son una verdad a medias o constituyen un error.
3.      Evítese ver en determinados pasajes mas de lo que realmente significan.
4.      Conviene, atenerse a los límites de las respuestas que el libro da a las preguntas que surgen de su contenido.

ECLESIASTÉS
           
Viene del griego Eclesiastés, que en hebreo es gohelet y significa presidente o predicador. El contenido no permite una división fácil pero se demarca como idea principal o tema la futilidad y los contrasentidos de la vida, ante la que el hombre ha de asumir una actitud sabia, positiva.
El autor entrelaza sus pensamientos con sus propias experiencias personales y con un estilo ágil, combinando la prosa y la poesía, va desgranando los múltiples aspectos del humano vivir y su significado.

Interpretación
            La exégesis de Eclesiastés, más que normas particulares, exige una clara comprensión de su naturaleza y del enfoque con que se examinan las experiencias de la vida y de la muerte.
La problemática humana es analizada desde el punto de vista terreno, en su temporalidad, tal como aparece a ojos del observador que no tiene otras fuentes de conocimiento que su percepción sensorial y su capacidad de reflexión.
La palabra vanidad (hebel) que preside toda la temática del libro, significa también “vaho, niebla”, lo que en el fondo equivale a sombra de misterio.

PARÁBOLAS

La parábola es la narración, más o menos extensa, de un suceso imaginario del que, por comparación, se deduce una lección moral o religiosa. Etimológicamente, el nombre parábale corresponde al verbo paraballó, que literalmente significa poner al lado, comparar. En efecto, la parábola se caracteriza porque implica la comparación de objetos, situaciones o hechos bien conocidos (tomados de la naturaleza o de la experiencia) con objetos o hechos análogos de tipo moral desconocidos. De aquéllos (la imagen) se deducen éstos (la realidad que se pretende enseñar). Imagen y realidad se encuentran en el tertium comparationis o punto de comparación, común a ambas. Mateo 13:44-46 “la máxima ganancia merece el  máximo esfuerzo”.
Las parábolas, según C. H. Dodd, “son la expresión natural de una mentalidad que ve la verdad en imágenes concretas en vez de concebirla por medio de abstracciones”. La utilización de este modo facilita la comprensión de una verdad espiritual, a la par que contribuye a fijarla en la memoria, pues no es una verdad que se recibe directamente sino que se descubre mediante el proceso mental comparativo por parte del oyente.
Jesús, el gran Maestro, no podía ser indiferente a este elemento pedagógico. Prácticamente todas sus grandes enseñanzas las presentó valiéndose de él. El término parábale lo encontramos cuarenta y ocho veces en los sinópticos en relación con enseñanzas de Jesús. Y aún podríamos señalar un buen número de textos parabólicos en los que no aparece la palabra de modo expreso.

Interpretación
Por su misma naturaleza, las parábolas se prestan a ser interpretadas siguiendo el método alegórico, con todos los inconvenientes que éste lleva aparejados.
La historia de la interpretación bíblica, desde los primeros siglos hasta nuestros días, nos muestra la facilidad con que muchos expositores han alegorizado los textos parabólicos, dando a cada persona, a cada objeto y a cada acción un significado particular.
Este modo de interpretar nos introduce en un bosque de detalles cuajados de “lecciones” espirituales, las que el intérprete ha creído descubrir; pero no se llega a encontrar el significado original de la parábola, que es lo que importa. Siempre debe tenerse presente que, por lo general, con cada una se pretende enseñar una lección básica. La tarea del intérprete es extraer correctamente esa lección, sin distraerse en un intento de enriquecer su exposición con múltiples analogías ajenas al propósito de la narración.
En toda parábola debe distinguirse entre el continente y el contenido, entre la imagen y la realidad que la imagen representa; entre los detalles del relato y las enseñanzas que éste entraña. Y es el contenido, la realidad, la enseñanza, lo que se debe buscar.

Normas Interpretativas
Lo expuesto constituye la base sobre la cual debe realizarse la exégesis de las parábolas; pero puede completarse con algunas reglas igualmente fundamentales:
1. Determinar la verdad central. El intérprete ha de preguntarse en todos los casos: ¿Qué quiso enseñar Jesús? La respuesta será simple. No hay ningún ejemplo claro en que el Señor, con una misma parábola, quisiera enseñar varias lecciones. Para precisar la verdad central es necesario tomar en consideración los siguientes factores:
a) Contenido esencial. Ha de analizarse la parábola observando los protagonistas, su carácter, el progreso de la acción, su punto culminante, así como las palabras que se repiten o que presentan un especial relieve.
b) Ocasión. La situación particular que motiva la parábola siempre es iluminadora.  ¿Cuándo fue referida? ¿En qué circunstancias? ¿Fue dirigida a alguien en especial? ¿A quién? ¿En qué actitud espiritual se encontraban los oyentes?.
c) Fondo cultural y existencial. Las parábolas se basan en elementos tomados de la naturaleza y de la actividad humana; pero a menudo tales elementos tenían un carácter simbólico. Si nosotros queremos captar objetivamente el significado de una parábola, hemos de situamos en el plano cultural de quienes la escucharon de labios de Jesús. Asimismo, inseparablemente del aspecto cultural debe tomarse en cuenta la situación existencial de los primeros oyentes y de la decisión con que la proclamación del Reino de Dios los enfrentaba.
d) Posible paralelismo con otros textos. Algunas parábolas tienen marcada semejanza con otras o son referidas con alguna variante por dos o más evangelistas. En ambos casos la comparación es útil, bien para confirmar bien para enriquecer su significado. El paralelismo puede extenderse provechosamente a otros textos, especialmente a parábolas o metáforas del Antiguo Testamento.
e) Observaciones hechas por Jesús mismo. En no pocas parábolas, antes o después del relato, hallamos alguna frase de Jesús que determina la verdad central. Las palabras del Señor sobre el deber de perdonar “hasta setenta veces siete” (Mt. 18:21-22) nos dan claramente la clave para fijar la enseñanza capital de la parábola de los dos deudores.
2. Comparar la verdad contenida en la parábola con la enseñanza global del Nuevo Testamento. Una interpretación que discrepe del tenor general de la Escritura o de cualquiera de sus doctrinas fundamentales debe ser rechazada.
Como norma general puede decirse que, aunque algunas parábolas pueden enseñar o ilustrar una doctrina, ninguna debería ser usada para probarla o apoyarla.

En todos los casos, cualquier aspecto del Reino o cualquier doctrina que parezcan hallarse contenidos en la parábola como enseñanza sustancial, antes de su reconocimiento como tal, hemos de analizarlo comparándolo con los textos fundamentales de la Escritura. Y en ningún caso ha de permitirse que los presupuestos teológicos impidan distinguir lo que sin ellos probablemente se vería de modo más claro y natural. Sólo así los mensajes de las parábolas llegarán a nosotros con el encanto de su auténtico significado y con la plenitud de su fuerza original.

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