INTERPRETACIÓN DEL ANTIGUO
TESTAMENTO
La
diversidad de la Biblia se pone inmediatamente de manifiesto al comparar el
Antiguo testamento con el Nuevo. Su contenido, su perspectiva, los géneros
literarios de muchos de sus libros, son fundamentalmente diferentes, y sus
peculiaridades, tanto lingüísticas como teológicas, han de ser tenidas en
cuenta si queremos llevar a cabo un trabajo serie de exégesis.
En
la línea constante de la historia de la salvación, que une y da coherencia a
ambos testamentos, hemos de discernir con objetividad los contrastes, las
antitesis, incluso los pasajes que prima
facie hieren la sensibilidad cristiana, todo lo cual plantea problemas que
sólo pueden resolverse mediante una adecuada comprensión hermenéutica del
Antiguo Testamento.
Estructura
Histórico–Teológica del Antiguo Testamento
El
Antiguo testamento no es una mera colección de documentos en los que se ha
registrado la evolución político-religiosa de Israel. Tampoco es simplemente el
fruto de la reflexión teológica de sus más preclaras figuras. En el Antiguo
testamento se entrelazan inseparablemente la historia y teología en un todo
cuyas partes mantienen una conexión orgánica a lo largo de un desarrollo
progresivo.
Pero,
en el Antiguo Testamento no hallamos solamente una exposición de la historia de
Israel, sino una exposición de su fe y ambas como partes de la revelación.
Pautas para la
Interpretación del Antiguo Testamento
1.
Relación entre el Antiguo
y el Nuevo Testamento. De la estructura
histórica-teológica del Antiguo Testamento se desprende que éste tiene como
contexto y clave de interpretación el Nuevo Testamento. Si comparamos los dos
Testamentos se observan variaciones incluso al comparar periodos diversos del
Antiguo Testamento entre sí; pero, ninguna alteración esencial se advierte en
lo que concierne a Dios y sus atributos, a la naturaleza y condición del
hombre, a la gracia de Dios hacia una humanidad caída, a la necesidad de que el
pecado sea expiado, a la naturaleza y función de la fe, a la gloria del Mesías,
a las perspectivas del reino de Dios, a los principios morales que deben regir
la conducta humana. El verdadero sentido del Antiguo Testamento únicamente
aparece con claridad cuando se reconoce su verdadera naturaleza como parte de
una revelación divina que culmina en el testimonio del Nuevo Testamento.
2.
Discernimiento de
Elementos Continuos y Discontinuos.
Es evidente la unidad de acción de Dios, la línea ininterrumpida sobre la que
se desarrollan la revelación y la redención. Cristo es aquel de quien habían
escrito Moisés y los Profetas. La continuidad se pone de manifiesto en las
reiteradas referencias a las antiguas Escrituras, ejemplo: la preservación del
concepto de pueblo de Dios, ahora transferido primordialmente a la nueva
comunidad de los seguidores de Jesús, el Israel espiritual. Pero se hace
igualmente visible la discontinuidad en diversos elementos, ejemplo de ello es
que queda abolido el sacerdocio aarónico con la llegada del gran Sumo
Salcedote, Cristo, y con el sacerdocio universal de los creyentes.
3.
Diversidad y limitaciones
de las Normas del Antiguo Testamento.
Llama la atención la variedad con que aparecen en el Antiguo Testamento ciertos
principios morales y su regulación casuística.
4.
Fondo Cristocéntrico del
Antiguo Testamento. Es fundamental no perder de vista que es precisamente Cristo quien da
cohesión a la totalidad de la revelación bíblica. Resulta asombrosa la abundante riqueza cristológica que en el
Antiguo Testamento descubren los escritores del Nuevo. La venida de Jesucristo
como una realidad histórica no deja al exegeta ninguna otra opción, ha de
interpretar el Antiguo Testamento como señalando a Cristo. Esta pauta, por su
puesto, no debe llevarnos a pensar que en todo texto, explícita o
implícitamente, hemos de encontrar alguna referencia a Cristo.
5.
Legitimidad y límites de
la tipología. Gran parte del testimonio del Antiguo
Testamento respecto a Cristo lo hallamos expresado mediante tipos tan numerosos
como diversos. El beneficio que de este modo de interpretación ha recibido la
Iglesia cristiana es grande, por lo que el exegeta ha de estar atento a las
posibilidades que la tipología le ofrece. Pero, por otro lado, ha de extremar
su prudencia para no convertir la tipología en alegorización.
Las
pautas expuestas anteriormente se pueden resumir en concreto en:
ü Mediante
la aplicación del Método Gramático-Histórico debe determinarse el mensaje que
el autor quiso comunicar a sus contemporáneos.
ü Debe
precisarse la relación del texto del Antiguo Testamento con el contexto del
Nuevo para comprobar si tiene o no una proyección que rebase tipológicamente o
proféticamente su significado original. Asimismo, se desprenderá la conclusión
relativa a su carácter normativo, si es de vigencia permanente o temporal, si
sólo obligaba al antiguo pueblo de Israel o si conserva su fuerza compulsiva
también para nosotros hoy.
Variantes Verbales
1.
Diversidad de textos del
Antiguo Testamento. Los escritores del Nuevo
Testamento tuvieron a su disposición tres textos diferentes del Antiguo
Testamento: el masorético o protomasorético, la versión griega de los setenta o
septuaginta y los targumenes arameos (orales o escritos) que recogían las
traducciones parafrásicas corrientes en el primer siglo. Probablemente hicieron
uso de las tres, aunque predomina el empleo de septuaginta, dado que el griego
era la lengua franca, la más idónea para una comunicación amplia y por tanto,
la más usada en el mundo grecorromano. Es comprensible que los apóstoles, al
citar textos del Antiguo Testamento, se valieran de la versión griega ya existente.
Pero, tal versión discrepa no pocas veces del texto hebreo masorético. Mt.
1:23, Is. 7:14.
2.
Libertad en el modo de
citar. Tanto en el mundo grecorromano como en el
judaico había una gran libertad en el uso de referencias literarias. Pese al
literalismo de algunos rabinos, no se daba tanta importancia a la letra de un
texto como a su significado. Incluso en los evangelios, cuando se reproduce lo
dicho por Jesús, no siempre es fácil llegar a determinar cuáles fueron las
palabras exactas pronunciadas por Jesús. Jn. 13:10.
Formas Literarias
La
gran variedad en el contenido del Antiguo Testamento (historia, biografía,
materiales jurídicos, prescripciones cúlticas, preceptos morales, cánticos y
plegarias, profecía y demás) hacia inevitable la diversidad en el ropaje
literario que había de usarse para cada uno de sus elementos. La complejidad se
acentúa debido a que los autores siguieron en líneas generales los patrones de
su tiempo, con sus múltiples
posibilidades de expresión, por lo que las formas a menudo no sólo de un libro
a otro, sino incluso dentro de una misma obra.
Material narrativo–histórico. Incluye
en primer lugar la narración, en la que se comunican circunstancias, acciones,
discursos, así como conversaciones o locuciones varias. Puede referirse a
individuos o a colectividades humanas (familias, tribus, pueblos, reinos), se
halla principalmente en los libros históricos.
Material jurídico.
Aunque la parte más importante se halla en el Pentateuco, la normativa es
extensa, basada en el decálogo, desarrolla un derecho civil, las disposiciones
culturales regulaban la institución y funcionamiento del sacerdocio.
Material profético. Comprende
todo lo relativo a los mensajes y acciones de los profetas, quienes comunicaban
la palabra que habían recibido de Dios con destino a individuos o pueblos
determinados, mayormente Israel y Judá.
Material de cánticos y oraciones.
Sobresale el libro de los Salmos, pero no falta en los demás, constituye un
testimonio riquísimo de la piedad israelita, alimentada por la Palabra de Dios,
hay cantos de amor, victoria, de confesión o testimonio y demás. Generalmente
se encuentra en forma poética aunque hay algunos en prosa.
Material Sapiencial. Recogen
la esencia de una sabiduría práctica inspirada en el temor de Dios y aplicada a
todos los órdenes de la vida. Componen los libros de Job, Proverbios y
Eclesiastés.
TEXTOS NARRATIVOS
El
material de carácter narrativo es muy abundante en el Antiguo Testamento.
Incluye más de la mitad del Pentateuco, la totalidad de los llamados libros
históricos y buena parte de los proféticos.
En
los narrativos el pensamiento se centra en algo que ha acontecido. De alguna
manera está ligado a eventos históricos.
Algunos
autores han puesto en tela de juicio o han negado abiertamente la historicidad
de muchos relatos del Antiguo Testamento. Según ellos, la trama de los primeros
capítulos del Génesis es esencialmente mitológica.
Las
evidencias internas de las narraciones como el testimonio de los
descubrimientos arqueológicos corroboran la fidedigna histórica de los textos.
Del
mismo modo que los profetas recibieron de Dios luz respecto al futuro, los
historiadores bíblicos pudieron recibirla respecto al más remoto pasado; y así
como los primeros pudieron predecir lo
que había de acontecer, el narrador pudo consignar por escrito lo que había
acaecido no sólo en los albores de la humanidad, sino “en el principio” y a lo
largo de todo proceso creativo.
Historia
= acontecimiento real.
Saga
= simplemente relato o narración.
En
hermenéutica es esencial distinguir la diferencia entre “hechos” y “acontecimientos”. El hechos
constituye el contenido sustancial de algo acaecido, es decir, la verdad, el
mensaje, mientras que el acontecimiento es la forma de presentar el hecho,
forma que puede variar y que no necesariamente ha de interpretarse en sentido
rigurosamente histórico. Ej. Gn. 3.
A) NARRACIONES
PREHISTÓRICAS: están contenidas en los capítulos 1 – 11 del Génesis, allí se
encuentra información de la existencia y los atributos de Dios, la creación del
hombre, la entrada del pecado en el mundo con sus funestas consecuencias y el
principio de la redención humana. En su mensaje se halla la clave para
descifrar los grandes enigmas que han preocupado al hombre acerca del universo
y de sí mismo.
a.
La creación Gn. 1 y 2.
b.
La caída Gn. 3.
c.
La multiplicación del
pecado Gn. 4:1 – 11:9.
B) NARRACIONES
HISTÓRICAS: La historia se inicia súbitamente en un aparente despego de Dios
respecto al conjunto de los pueblos. Todo el interés se centra en una sola
persona y su descendencia: Abraham, Isaac, Jacob y sus hijos.
a.
Período patriarcal Gn. 12
– 50.
b.
Del éxodo a la entrada en
Canaán Éxodo – Josué.
i.
La redención de los
israelitas.
ii.
El pacto sinaítico.
iii.
El Tabernáculo.
iv.
La conquista de Canaán.
c.
La monarquía israelita
Jueces – II Crónicas. Normas para todos los monarcas israelitas:
i.
El rey ha de ser el siervo
de Yahveh. II S. 3:18; 7:5, 8, 19, 20, 21, 25-29.
ii.
El rey ha de ser un pastor
para su pueblo. Sal. 78:70-72.
iii.
El Espíritu de Dios había
de manifestarse en la experiencia del rey. II S. 23:2.
Las narraciones del Antiguo testamento se cierran
con Esdras, Nehemías y Esther. El intérprete deberá prestar especial atención
al mensaje que contienen. Si, como se ha dicho, la historia es magistra vitae.
Los polos obediencia–desobediencia llevan aparejados los de bendición–juicio,
paralelamente a los de elección–rechazamiento.
TEXTOS PROFÉTICOS
El lenguaje de los mismos
suele ser figurado, poético o simbólico, lo que origina las consiguientes
dificultades; y éstas aumentan cuando el pasaje tiene un carácter predictivo.
Su etimología es incierta;
nabu, que significa llamar o proclamar.
El profeta es aquel que
llama o que es llamado y que anuncia algo, lo que coincide con el carácter y
función del profeta llamado por Dios para ser un portavoz.
VIDENTE
|
PROFETA
|
Es una persona capacitada para revelar hechos
secretos y vaticinar acontecimientos futuros (1 S. 9:6-20).
|
Es un mensajero que comunica la Palabra de Dios en
sus dimensiones religiosa y moral (Is. 30:10).
|
COMUNIDADES PROFÉTICAS
Una forma del profetísmo
colectiva fue en los tiempos de la monarquía israelita, en las “escuelas” o
grupos que se formaban en torno a destacadas figuras, como Elías o Elíseo (2 R.
2:3 y ss; 4:38; 6:1) y se mantenían viviendo comunitariamente. Son presentados
por lo general en conexión con un santuario (Betel, Gilgal o Jericó – 1 R.
13:11; 2 R. 2:1, 4, 5).
Se caracterizaban por la
realización de milagros que confirmaban la autoridad moral del profeta en su
ministerio de enseñanza o de orientación política.
PROFETISMO
Encontramos en el Antiguo
testamento dos modalidades de actividad profética que casi desde el principio
de la monarquía gozaron de reconocimiento oficial: la de los profetas que
podríamos denominar cortesanos y la de los cúlticos.
Los primeros eran personas
muy próximos al rey, a quien aconsejaban comunicando el mensaje de Dios que en
determinadas circunstancias le era dado.
Los profetas cúlticos eran
considerados como oficiales del santuario y ocupaban un lugar de honor junto a
los sacerdotes y demás funcionarios religiosos.
ESTRUCTURA DEL PROFETISMO
1. La
autoridad y la fuerza de la palabra de Dios: “Así dice Jehová” o una frase parecida es la forma
introductoria del mensaje del profeta. Indica que lo que va a decir tiene su
origen no en la mente del profeta, es el resultado de una revelación. El
profeta estaba en capacidad de discernir con claridad el dabar divino, este
comprendía que la palabra divina no es una mera expresión verbal. Lleva la
acción de Dios, por eso la seguridad de sus palabras, y estos no podían callar.
2. Denuncia
del pecado: es de forma
directa, mostrando todas las agravantes de la rebelión espiritual del pueblo
contra Dios.
3. Proclamación
del juicio divino:
Dios no puede permanecer indiferente ante la soberbia humana. No podía tolerar
los pecados. Su juicio era una necesidad moral. El juicio tiene como objetivo
vindicar la justicia enderezando lo que la injusticia había torcido.
4. Anuncio
de salvación: La ira de
Dios es temporal; su amor es eterno, por eso siempre junto con el castigo viene
la intervención restauradora.
PRINCIPIOS PARA LA INTERPRETACIÓN DE TEXTOS PROFÉTICOS
1.
Tómese
en consideración lo que el profeta quiso decir a sus contemporáneos.
2.
Téngase
presente la relación entre historia y revelación.
3.
Cuando
exista, debe distinguirse la “perspectiva profética”.
4.
El
lenguaje ha de ser examinado con la máxima meticulosidad. (Figuras y símbolos).
5.
En
los textos de carácter apocalíptico debe prestarse especial atención a las
peculiaridades de este género literario.
6.
Es
conveniente tener en cuenta el carácter recopilatorio de los libros proféticos.
7.
Los
temas especiales han de considerarse a la luz de todo el contexto profético.
8.
Debe
determinarse si una predicción es condicional o incondicional.
9.
Ha
de precisarse si la predicción se cumplió ya o si aún ha de tener cumplimiento.
TIPOS Y SÍMBOLOS
Tipología
El término griego typos, del que se deriva la palabra
“tipo” aparece catorce veces en el Nuevo Testamento, con diversas asignaciones,
de las cuales las dos más importantes son: a) modelo; b) producto que se
obtiene según el modelo. Se usa especialmente en el sentido de patrón o ejemplo
para la conducta moral del cristiano (Fil. 3:17; 1 Ts. 1:7; 2 Ts. 3:9).
Pablo escribe respecto a Adán que
“es figura del que había de venir” Ro. 5:14 y de las experiencias de Israel en
el desierto dice que “sucedieron como ejemplos para nosotros” 1 Co. 10:6, 11.
Puede definirse la tipología como el
establecimiento de conexiones históricas entre determinados hechos, personas o
cosas (tipos) del Antiguo Testamento y hechos, personas u objetos semejantes
del Nuevo Testamento (antitipos).
Para tener una idea correcta y hacer
un adecuado uso hermenéutico, es fundamental tener en cuenta en la tipología
sus características esenciales:
- Tanto el tipo como el antitipo
son realidades históricas que se corresponden.
- Entre el tipo y el antitipo debe
haber algún punto importante de analogía.
- El tipo siempre tiene un carácter
predictivo y descriptivo.
- Los tipos, avalados por el Nuevo
testamento, se refieren a lo más sobresaliente de la persona y la obra de
Cristo o de su aplicación en la experiencia cristiana.
- En todo tipo debe distinguirse lo
verdaderamente típico de lo accesorio.
- El tipo es determinado por Dios
mismo, no por la fantasía humana.
Clases de Tipos
Tipos Personales. Son
personas que tienen carácter típico, ejemplo:
Adán,
cabeza y representante de la humanidad, prefigura a Cristo. Ro. 5:14, 19; 1 Co.
15:45.
Abraham
creyente es tipo de todos los seres humanos que serían justificados por la fe.
Gn. 15:6, Ro. 4:3, Gál 3:6.
Melquisedec
es tipo de Cristo en su función sacerdotal (He. 7:1-3, 15-17).
Tipos Materiales. Se
destaca entre ellos el tabernáculo israelita con sus diversos objetos y
utensilios dedicados al culto.
El
maná alimento de los israelitas en el desierto, es tipo de Cristo y su poder
vivificador (Jn. 6:32-35).
Tipos Institucionales. El
sábado era figura del descanso eterno de los creyentes (He. 4:4-9). La pascua
de la cena del Señor.
Acontecimientos típicos.
Pueden incluirse en este grupo buen número de eventos relatos en el Antiguo
Testamento.
La
colocación de la serpiente de bronce sobre el asta en medio del campamento
israelita es usada por Jesús como tipo de su propia crucifixión (Jn. 3:15).
Para
la interpretación tipológica, conviene aplicar las siguientes reglas:
1.
Buscar todos los textos
del Nuevo testamento que aluden directa o indirectamente al tipo objeto de
estudio.
2.
Determinar todos los
puntos de correspondencia entre el tipo y el antitipo, delimitándolos
adecuadamente a fin de no atribuir a aquél más de lo que realmente prefigura.
3.
Especificar su contenido
típico siempre a la luz de lo que el Nuevo Testamento enseña.
TIPO (Éx. 12)
|
ANTITIPO
|
Un cordero (v. 3)
|
Jesús, el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo (Jn. 1:29).
|
Si defecto (v. 5)
|
Jesús “no conoció pecado” (2 Co.
5:21; 1 P. 2:22).
|
La sangre del cordero protege del
juicio de Dios (12,13)
|
La sangre de Cristo, base del
nuevo pacto establecido por Dios para la salvación de los hombres, que de
otro modo no podían escapar a la condenación (Lc. 22:20; Ro. 3:23-25).
|
La pascua convierte a Israel en un
pueblo peregrino (v. 11)
|
La redención del creyente en
Cristo hace de los redimidos una comunidad de peregrinos (1 Pe. 1:17b-19;
2:11; He. 11:13, 39-40; 12:1).
|
El pan de la pascua había de ser
sin levadura (v. 8)
|
La liberación del creyente en
Cristo implica su purificación moral, la ausencia de fermentos pecaminosos (1
Co. 5:6-8).
|
Simbología
El
símbolo es un ser u objeto que representa un concepto abstracto, invisible, por
alguna semejanza o correspondencia. Así, el perro es símbolo de fidelidad, la
balanza de justicia, el cetro de autoridad.
Clasificación de los
Símbolos
Generalmente
se establecen tres clases de símbolos: objetos materiales, hechos milagrosos y
elementos de visiones proféticas.
Puede servirnos de ejemplo de
símbolo material el arca del testimonio en el lugar santísimo del tabernáculo
(Éx. 25). En el Nuevo Testamento, el pan y el vino de la Cena del Señor tienen
un simbolismo inconfundible del cuerpo y la sangre de Cristo.
Los seres u objetos milagrosos
simbólicos no abundan en la Biblia. El querubín con la espada flamante a la
puerta del Edén (Gn. 3:24) símbolo de la ruptura del hombre con Dios. La zarza
ardiente que vio Moisés en Horeb (Éx. 3:2), la columna de huno y de fuego.
Mucho más numerosos son los símbolos
que conseguimos en las visiones concedidas por Dios a los profetas y a los
apóstoles. Las visiones de Isaías, Jeremías, Amós, Ezequiel, Zacarías, Daniel.
En el Nuevo Testamento dejando aparte al Apocalipsis, las visiones escasean, la
visión de pedro en Joppe (Hch. 10:9-16).
Acciones simbólicas
Los
profetas llevaron acabo actos a menudo insólitos que tenían por objeto hacer
más vívido y penetrante su mensaje. Ez. 2:8–3:3 que tiene un paralelo en Ap.
10:2, 8-11, Ez. 4:1-3; 4:4-8; 5:1-4. Jer. 18:1-6. Is. 20:2. Oseas 1–3.
Números Simbólicos
El
carácter simbólico de algunos números de la Biblia ha sido reconocido por todos
sus intérpretes, tanto judíos como cristianos, los números más significativos
en la simbología de las escrituras son:
El número siete (7)
significa totalidad, integridad o perfección.
La
significación del siete se extiende también a sus múltiplos: cuarenta y nueve
(7 x 7), setenta.
El número doce (12)
denota al pueblo de Dios en su totalidad, en su unidad y en la grandeza y
gloria a que está destinado.
El número tres (3)
símbolo de un todo ordenado y completo, la unidad y plenitud de Dios.
El número cuatro (4)
es indicativo de amplitud ilimitada en el sentido espacial o temporal aplicado
al universo visible.
Gematría
El
uso de las letras de una palabra para expresar por medio de la combinación de
sus valores numéricos un nombre o una frase ingeniosa. En toda la Biblia se da
un solo caso de gematría; el número de la “bestia” (Ap. 13:18), varios intérpretes
ven el número 666 como un compuesto del 6 el cual es símbolo del hombre “es
número de hombre” elevado a la máxima expresión de su imperfección impía. Pero,
recurriendo a la gematría que el número corresponde a Nerón Cesar, que en
hebreo es NRWN-KSR => Nun = 50, Resh = 200, Waw = 6, Nun = 50, Kof = 100,
Shameckh = 60, Resh = 200, en total: 666; Ireneo refiriéndose al símbolo del
imperio romano en el término griego lateinos (30+1+300+5+10+50+70+200 = 666).
Nombres Simbólicos
En
la Biblia encontramos, nombres propios de personas o de lugares que se usan
simbólicamente. Is. 7:3 Searjasub = un remanente volverá, generalmente estos
nombres eran impuestos por indicación divina, Maher-shalal-hash-baz = el
despojo se apresura (Is. 8:1-4); Jezreel (nombre del hermoso valle profanado
por el sanguinario Jehú, cuya casa iba a sufrir el juicio de Dios Os. 1:4).
Pero
hay otros nombres que, por sus características peculiares, adquirieron un recio
simbolismo, tales son los nombres como David, quien representaba al pastor y
príncipe mesiánico (Ez. 34:23-24; Jer. 30:9 y Os. 3:5), Elías simbólico de Juan
el Bautista (Mal. 4:5; Mt. 11:14) o los de lugares como Sodoma y Egipto
aplicados a la incrédula Jerusalén (Ap. 11:8).
Colores Simbólicos
El azul, por ser el color del cielo,
sugería lo celestial, lo santo, lo divino (Éx. 28:31; 39:22; Num. 4:6-7,
11-12).
El
color púrpura o escarlata era simbólico de realeza o majestad (Jue. 8:26; Dan.
5:7).
El
blanco siempre ha sido símbolo de pureza y gloria. Aparecía en el libro de las
vestiduras del sumo sacerdote (Éx. 28:5-6,8,15,39).
El
negro suele estar relacionado con la muerte y el luto (Jer. 14:2) y con el
hambre (Ap. 6:5-6).
El
rojo hace pensar en la sangre, en la guerra (Nah. 2:3; Ap. 6:4).
Metales y Piedras
Preciosas
Algunos
de estos elementos tienen un carácter emblemático es innegable; pero ésta es
quizá la parte más difícil de la simbología. Ejemplo, las gemas que componen
las puertas de la Jerusalén celestial (Ap. 21:14, 19-20). El oro sugiere el
esplendor de la gloria de Dios.
TEXTOS POÉTICOS
Ocupa un lugar muy importante
en el Antiguo Testamento, esencialmente son Salmos, Proverbios, Job, y Cantar
de los cantares, pero también hay otros pasajes en los cuales encontramos
poesía, como los cánticos de Moisés, Débora y Ana.
PECULIARIDADES DE LA POESÍA HEBREA
Al igual que nuestra poesía
posee mucho la utilización de figuras o lenguaje figurado, especialmente el
símil y las metáforas. Las diferencias de esta poesía con las demás es en su
estructura:
1. Ausencia
de rima: Los versos no
guardan entre sí una relación de consonancia en sus sílabas finales, lo que les
da musicalidad.
2. Ausencia
de métrica: es la
estructura interna del verso (número de sílabas y lugar de acentos).
3. Paralelismo: sólo es de carácter
conceptual, y se divide en:
a. Sinónimo: la segunda línea contiene un pensamiento idéntico o
semejante al del anterior. Sal. 103:10
b. Antitético: la segunda parte expresa un pensamiento relacionado
con el de la primera por vía de contraste. Pr. 20:3.
c.
Sintético
o constructivo:
el mismo pensamiento sirve de base para el siguiente verso, se completa el
pensamiento. Sal. 17:10.
d. Emblemático: la primera parte expresa la idea en forma figurada,
mientras la segunda lo hace en forma literal o viceversa. Sal 42: 1; 1:4.
e. Escalonado: cuando una palabra o frase contenida en el primer
verso se repite en versos subsiguientes. Sal 29: 1, 2.
f.
Introvertido: consta de cuatro versos, de los cuales el primero
corresponde el cuarto y el segundo al tercero. Sal. 30: 8 – 10.
PASOS PARA LA
INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DE LOS SALMOS
1.
Tómese en consideración el
género del salmo: si es un himno de alabanza, una súplica, un canto de acción
de gracias, una lamentación y demás.
2.
Téngase en cuenta la
conexión histórica: determinar el autor, la fecha de escritura, las
circunstancias en que la composición fue escrita.
3.
Préstese atención en el
estado psicológico del autor: abatimiento, depresión, temor, inseguridad,
reacción valerosa nacida de la fe, demás.
4.
Analícense los conceptos
teológicos: ha de compararse el pensamiento del autor con la teología de su
tiempo basa en la parte de la revelación de que ya se disponía.
5.
Distíngase entre lo que es
confirmación de la palabra de Dios y lo que es respuesta a la misma.
6.
Los salmos imprecatorios
deben ser interpretados según su naturaleza intrínsico y de acuerdo con el
contexto teológico de la época.
CANTAR DE LOS CANTARES
Este
es el primero de los cinco megilloth
(plural de megilla, rollo o volumen),
libros den A. T. Que se leían íntegramente en las cinco grandes fiestas judías.
Este cántico era leído en la fiesta de la Pascua.
Desde
tiempos muy antiguos, ha habido quienes han tropezado en la crudeza erótica de
su lenguaje y han opinado que sólo la alegorización pudo abrirle las puertas
para su incorporación al canon del Antiguo Testamento.
El
análisis del libro resulta por demás difícil, su estructura ha originado gran
disparidad de opiniones en cuanto al número de sus unidades poéticas y a la
extensión de cada una. En él hay diálogos, coros, pero resalta la unidad
básica, el tema de la atracción amorosa entre un hombre y una mujer en un
escenario en el que alterna la bucólica placidez del campo con el esplendor
regio de Jerusalén y en el que suceden los cantos jubilosos, los conflictos y
el triunfo final del amor.
Interpretación
La
exégesis del Cantar de los Cantares depende de la interpretación global que se
dé al libro, por lo que es indispensable determinar ésta en primer lugar.
1.
Alegórica: Según está
interpretación, el Cantar ha de entenderse en sentido figurado, pues no es otra
cosa que la exaltación poética del amor entre Dios y su Pueblo.
2.
Típica: Admite el sentido
literal, es considerado como expresión de amor apasionado entre Salomón y la
Sulamita, pero los protagonistas sólo adquieren la plenitud de su significado
cuando se interpretan como tipos de Cristo y la Iglesia.
3.
Litúrgica: considera el
Cantar como una derivación de los ritos litúrgicos del culto a Tammuz.
4.
Folklórica: el Cantar de
los Cantares no es sino una colección de cánticos nupciales destinados a una
celebración semejante en Israel.
5.
Didáctico – moral:
sostiene que el Cantar de los Cantares exalta la pureza y la hermosura del
verdadero amor en la relación conyugal vivida conforme al santo propósito de
Dios. No excluye, sin embargo, el hecho de que el libro sugiere al lector
cristiano la esfera del incomparable amor de Cristo.
TEXTOS SAPIENCIALES
El género sapiencial aparece
en el Antiguo testamento entrelazado con la poesía y constituye lo esencial de
tres libros: Job, Proverbios y Eclesiastés.
El movimiento de la sabiduría
(jokmah)
en sus dimensiones intelectual, moral y religiosa, su principal finalidad era
orientar la vida práctica en consonancia con la fe, aplicando a las mil y una
situaciones de la existencia humana las enseñanzas de la ley de Dios.
En la sabiduría israelita se
combina el conocimiento adquirido por la experiencia con la revelación. Es una
cualidad natural, pero también es un Don de Dios.
La perspectiva eminentemente
temporal de los libros sapienciales explica la ausencia de textos relativos a
una vida posterior a la muerte o al advenimiento del Mesías y su Reino.
Algo que nos llama la
atención en el estudio de estos libros es que a la sabiduría se le personifica,
la cual es comparada con el predicados que se para junto al camino, a las encrucijadas
de las veredas Pr. 8:2.
La sabiduría divina en el
Antiguo testamento no representa a una persona, sino a un atributo divino
vestido con el ropaje literario de la personificación.
PASOS PARA LA
INTERPRETACIÓN DEL LIBRO DE PROVERBIOS
En
la exégesis de pasajes de Proverbios deben observarse las siguientes reglas
especiales:
1.
Determinar el tipo de
lenguaje usado en el texto, si es literal o figurado: en el segundo caso, habrá
de considerarse la clase de figura y buscar el significado correspondiente.
2.
Ver si el texto forma
parte de un pasaje más amplio, si es así se estudia el contexto.
3.
Atender antes que a los
pasajes paralelos de otras partes del libro o del resto de la Biblia al
paralelismo existente en la mayor parte de los propios textos.
4.
Distinguir lo que es
expresión de verdades absolutas y lo que sólo señala verdades relativas, no
todos los proverbios tienen un alcance universal.
JOB
Ocupa
el tercer lugar del Canon. Posee gran riqueza literaria. Por su literatura es
poético. Su tema es el sufrimiento.
Posee
una estructura simple: a) prólogo en prosa capítulos 1 y 2, b) diálogos o
discursos poéticos capítulo 3:1 al 42:6, c) epílogo en prosa capítulo 42:7-17.
Observaciones
Hermenéuticas para la Interpretación
1.
Analícese adecuadamente la
riqueza del lenguaje figurado.
2.
Estúdiense las
declaraciones de cada uno de los personajes que intervienen a la luz de su
propia teología y determine hasta que
punto expresa una verdad totalmente válida, son una verdad a medias o
constituyen un error.
3.
Evítese ver en determinados
pasajes mas de lo que realmente significan.
4.
Conviene, atenerse a los
límites de las respuestas que el libro da a las preguntas que surgen de su
contenido.
ECLESIASTÉS
Viene
del griego Eclesiastés, que en hebreo
es gohelet y significa presidente o
predicador. El contenido no permite una división fácil pero se demarca como
idea principal o tema la futilidad y los contrasentidos de la vida, ante la que
el hombre ha de asumir una actitud sabia, positiva.
El
autor entrelaza sus pensamientos con sus propias experiencias personales y con
un estilo ágil, combinando la prosa y la poesía, va desgranando los múltiples
aspectos del humano vivir y su significado.
Interpretación
La exégesis de Eclesiastés, más que
normas particulares, exige una clara comprensión de su naturaleza y del enfoque
con que se examinan las experiencias de la vida y de la muerte.
La
problemática humana es analizada desde el punto de vista terreno, en su
temporalidad, tal como aparece a ojos del observador que no tiene otras fuentes
de conocimiento que su percepción sensorial y su capacidad de reflexión.
La
palabra vanidad (hebel) que preside
toda la temática del libro, significa también “vaho, niebla”, lo que en el
fondo equivale a sombra de misterio.
PARÁBOLAS
La parábola es la narración,
más o menos extensa, de un suceso imaginario del que, por comparación, se
deduce una lección moral o religiosa. Etimológicamente, el nombre parábale
corresponde al verbo paraballó, que literalmente significa poner al lado, comparar.
En efecto, la parábola se caracteriza porque implica la comparación de objetos,
situaciones o hechos bien conocidos (tomados de la naturaleza o de la
experiencia) con objetos o hechos análogos de tipo moral desconocidos. De
aquéllos (la imagen) se deducen éstos (la realidad que se pretende enseñar).
Imagen y realidad se encuentran en el tertium comparationis o punto de
comparación, común a ambas. Mateo 13:44-46 “la máxima ganancia merece el máximo esfuerzo”.
Las parábolas, según C. H.
Dodd, “son la expresión natural de una mentalidad que ve la verdad en imágenes concretas
en vez de concebirla por medio de abstracciones”. La utilización de este modo
facilita la comprensión de una verdad espiritual, a la par que contribuye a
fijarla en la memoria, pues no es una verdad que se recibe directamente sino
que se descubre mediante el proceso mental comparativo por parte del oyente.
Jesús, el gran Maestro, no
podía ser indiferente a este elemento pedagógico. Prácticamente todas sus
grandes enseñanzas las presentó valiéndose de él. El término parábale lo
encontramos cuarenta y ocho veces en los sinópticos en relación con enseñanzas de
Jesús. Y aún podríamos señalar un buen número de textos parabólicos en los que
no aparece la palabra de modo expreso.
Interpretación
Por su misma naturaleza, las
parábolas se prestan a ser interpretadas siguiendo el método alegórico, con
todos los inconvenientes que éste lleva aparejados.
La historia de la
interpretación bíblica, desde los primeros siglos hasta nuestros días, nos
muestra la facilidad con que muchos expositores han alegorizado los textos
parabólicos, dando a cada persona, a cada objeto y a cada acción un significado
particular.
Este modo de interpretar nos
introduce en un bosque de detalles cuajados de “lecciones” espirituales, las
que el intérprete ha creído descubrir; pero no se llega a encontrar el
significado original de la parábola, que es lo que importa. Siempre debe
tenerse presente que, por lo general, con cada una se pretende enseñar una
lección básica. La tarea del intérprete es extraer correctamente esa lección,
sin distraerse en un intento de enriquecer su exposición con múltiples
analogías ajenas al propósito de la narración.
En toda parábola debe
distinguirse entre el continente y el contenido, entre la imagen y la realidad
que la imagen representa; entre los detalles del relato y las enseñanzas que
éste entraña. Y es el contenido, la realidad, la enseñanza, lo que se debe
buscar.
Normas Interpretativas
Lo expuesto constituye la
base sobre la cual debe realizarse la exégesis de las parábolas; pero puede
completarse con algunas reglas igualmente fundamentales:
1. Determinar la verdad
central. El intérprete ha de preguntarse en todos los casos: ¿Qué quiso
enseñar Jesús? La respuesta será simple. No hay ningún ejemplo claro en que el
Señor, con una misma parábola, quisiera enseñar varias lecciones. Para precisar
la verdad central es necesario tomar en consideración los siguientes factores:
a) Contenido esencial. Ha de
analizarse la parábola observando los protagonistas, su carácter, el progreso
de la acción, su punto culminante, así como las palabras que se repiten o que
presentan un especial relieve.
b) Ocasión. La situación
particular que motiva la parábola siempre es iluminadora. ¿Cuándo fue referida? ¿En qué circunstancias?
¿Fue dirigida a alguien en especial? ¿A quién? ¿En qué actitud espiritual se
encontraban los oyentes?.
c) Fondo cultural y
existencial. Las parábolas se basan en elementos tomados de la naturaleza y de
la actividad humana; pero a menudo tales elementos tenían un carácter
simbólico. Si nosotros queremos captar objetivamente el significado de una
parábola, hemos de situamos en el plano cultural de quienes la escucharon de
labios de Jesús. Asimismo, inseparablemente del aspecto cultural debe tomarse
en cuenta la situación existencial de los primeros oyentes y de la decisión con
que la proclamación del Reino de Dios los enfrentaba.
d) Posible paralelismo con
otros textos. Algunas parábolas tienen marcada semejanza con otras o son
referidas con alguna variante por dos o más evangelistas. En ambos casos la
comparación es útil, bien para confirmar bien para enriquecer su significado.
El paralelismo puede extenderse provechosamente a otros textos, especialmente a
parábolas o metáforas del Antiguo Testamento.
e) Observaciones hechas por
Jesús mismo. En no pocas parábolas, antes o después del relato, hallamos alguna
frase de Jesús que determina la verdad central. Las palabras del Señor sobre el
deber de perdonar “hasta setenta veces siete” (Mt. 18:21-22) nos dan claramente
la clave para fijar la enseñanza capital de la parábola de los dos deudores.
2. Comparar la verdad
contenida en la parábola con la enseñanza global del Nuevo Testamento. Una
interpretación que discrepe del tenor general de la Escritura o de cualquiera
de sus doctrinas fundamentales debe ser rechazada.
Como norma general puede
decirse que, aunque algunas parábolas pueden enseñar o ilustrar una doctrina,
ninguna debería ser usada para probarla o apoyarla.
En todos los casos, cualquier
aspecto del Reino o cualquier doctrina que parezcan hallarse contenidos en la
parábola como enseñanza sustancial, antes de su reconocimiento como tal, hemos
de analizarlo comparándolo con los textos fundamentales de la Escritura. Y en
ningún caso ha de permitirse que los presupuestos teológicos impidan distinguir
lo que sin ellos probablemente se vería de modo más claro y natural. Sólo así
los mensajes de las parábolas llegarán a nosotros con el encanto de su
auténtico significado y con la plenitud de su fuerza original.
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