Las responsabilidades
sacerdotales en todas las sociedades son básicamente dos: la ejecución de los
ritos religiosos y la comunicación con la deidad. El sacerdote cuida del
santuario y comunica las decisiones divinas. Representa al pueblo delante de
Dios y a Dios delante del pueblo. Los estudiosos del Antiguo Testamento
reconocen ahora que el sistema ritual de la religión de Israel comparte con los
pueblos vecinos varias prácticas que antes se consideraban exclusivamente
hebreas. Hay semejanzas notables con otros pueblos en la forma exterior de los
ritos, pero esto no solamente no destruye el aspecto singular de la fe hebrea,
sino que tampoco disminuye la importancia de esta fe como vehículo de la revelación
divina.
El
sacerdocio en sus inicios respondió a las necesidades más profundas del corazón
del hombre y, posteriormente, en la misión de la iglesia, proveyó un punto de contacto
con las religiones no bíblicas.
a)
El Desarrollo Del Sacerdocio
En Israel
En el periodo patriarcal
Aunque
el sacerdocio es el más antiguo de los oficios sagrados de Israel, el conocimiento
de su historia es limitado. En cuanto al aspecto ritual, el jefe del clan era
el llamado a construir un altar, levantar un pilar o plantar un árbol para señalar
el lugar de una manifestación sagrada, como también a efectuar el oficio
del sacrificio (Gen 8.20; 1 R 18.31, 33).
Sin embargo, aun en tiempos patriarcales no se desconocía la necesidad de
utilizar a una persona especialmente dotada para consultar a Dios. El cuadro bíblico
de la vida religiosa de Israel durante este periodo no revela un sistema muy
desarrollado. Los altares, numerosos pero sencillos, reflejaban las exigencias
de la vida nómada.
En el periodo pos patriarcal
Desde
Moisés el sacerdocio experimento gran desarrollo. Ya no era solo el jefe patriarcal
quien desempeñaba el papel sacerdotal, sino ciertas personas encargadas expresamente
de un oficio hereditario, como la familia levita de Aarón (Ex 28), y en vez de
ofrecer sacrificios sobre varios altares se disponía de un santuario ambulante
que por su santidad exigía un cuidado especial. La jerarquía levítica abarcaba
al Sumo Sacerdote (Aarón, Eleazar, etc.), distinguido por un ungimiento
especial y vestimenta singular, a los sacerdotes encargados del culto y a los
Levitas encargados de los deberes del culto comunes. Aunque al principio el sacerdocio
no se limitaba a la tribu de Levi, el relato de Micaia (Jue 17) sugiere que el sacerdocio
levítico era preferido. Es posible que otras personas no levíticas se incorporaran
al sacerdocio levítico (Dt 33.8, 9).
Las
relaciones entre Dios y su pueblo dependían en gran parte del oficio
sacerdotal. Era el sacerdote quien comunicaba la palabra de Dios y aseguraba la
precisión ritual en los actos de adoración. Solo el sacerdote podía manipular
el Urim Y Tumin (Dt 33.8; 1 S 28.6), y dar dirección en momentos de crisis,
sobre todo con relación a la guerra santa. Como guardador de las revelaciones
pasadas y las experiencias del pueblo, el sacerdote era capaz de enseñar al
pueblo la ley, distinguir entre lo limpio y lo inmundo, pronunciar con precisión
las fórmulas de bendición y maldición, y hacer las decisiones finales con
respecto a ciertas enfermedades y problemas físicos (Lev 11–15).
Las
responsabilidades sacerdotales aumentaron cuando menguo la participación del laico
en las ceremonias (Lev 1–6). El sacerdote esparcía la sangre, quemaba el
sacrificio y participaba en la comida sagrada. El mantenimiento de los
sacerdotes dependía de las ofrendas del pueblo, como la de las primicias del
campo y los rebaños (Ex 13.12, 13; Núm. 18.12–19), de cierta parte de los
sacrificios, del pan de la proposición, y de una porción de los diezmos (Núm.
18.26–28).
A
pesar de la importancia del sacerdocio en Israel, durante el culto el sacerdote
tenía ciertos límites desconocidos por otros pueblos. La prohibición de las imágenes
no permitía la manipulación humana de la deidad, pues, según el concepto
arcaico, una representación compartía la esencia de la realidad cósmica o
terrenal que representara. Moisés, en oposición a los cultos de la fertilidad,
tampoco permitió la construcción de altares hechos de piedras labradas (Ex 20.24,
25).
b)
Sacerdote ofreciendo un
sacrificio en el tabernáculo en el desierto.
En el periodo monárquico
Al
terminar el periodo de los jueces, en Israel había dos familias sacerdotales de
origen levita: la de Dan (Jue 18.1–4; 1 Cr 23.14, 15) y la de Silo, más tarde
de Nob (1 S 1–4; 21.1–9). Saúl, en un momento de locura, mando matar a todos
los sacerdotes de Nob. Abiatar escapo y se refugió con los proscritos de David
en el desierto. Al establecerse en Jerusalén la capital del reino, Abiatar compartió
con Sadoc el sumo sacerdocio de Israel.
Con
la división del reino, Jeroboam, ≪hizo
sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de Levi≫ (1 R 12.31). Había, sin
embargo, muchos levitas en el reino del norte y la mayoría de los sacerdotes debían
haber sido de ellos. Desde la conquista, los levitas habían habitado ciertas
ciudades esparcidas por todo el territorio de las tribus hebreas (Jos 21). Algunos
de los reyes ejercían (o por lo menos auspiciaban) funciones sacerdotales, aunque
Saúl fue rechazado por haberlo hecho (1 S 13.8–13; cf. 2 S 6.12–19; 1 R 8.22ss).
Acaz ofreció sacrificios sobre el altar pagano que mando construir en Jerusalén
como gesto de sumisión al rey de Asiria (2 R 16.12). El rey Uzias, no obstante,
se volvió leproso por haber tratado de ejecutar funciones sacerdotales (2 Cr
26.16–20). Bajo el rey Josías el sacerdocio rural de la familia de Abiatar,
desterrada en el tiempo de Salomón (1 R 2.26), sufrió una crisis debida a la
reforma (Deuteronomio).
Ya
no les era permitido sacrificar fuera de Jerusalén y, por la limitación
impuesta por los sacerdotes de la familia de Sadoc, perdieron su fuente de
ingresos (2 R 23.4ss; cf. 1 R 2.26). La clausura de los santuarios locales (los
lugares altos), en un esfuerzo por erradicar el sincretismo religioso,
probablemente provoco e impulso el desarrollo de la Sinagoga.
Durante el cautiverio
A
pesar de la destrucción del templo en 586 a.C. y el destierro de las personas más
hábiles, el culto sacerdotal continuo en el sitio del santuario destruido,
aunque no sin el peligro del sincretismo (Jer 41.4ss). Con el surgimiento de la
sinagoga, y sin rechazar el sacerdocio, el judaísmo desarrollo una expresión
religiosa capaz de sobrevivir el destierro y la destrucción del templo.
En la restauración
Una
vez que Ciro les permitió volver a Palestina, los judíos que regresaron a Jerusalén
establecieron el culto tradicional. Como no había rey en Jerusalén, los sacerdotes
asumieron funciones políticas, especialmente después del fracaso relacionado con
la coronación de Zorobabel (Hag 2.23; Zac 6.9ss). Los profetas atribuían la destrucción
de Jerusalén y el sufrimiento de Israel a la rebelión contra la Ley de Jehová.
En parte por esta interpretación, la Ley llego a ser céntrica para el judaísmo.
Los judíos dispersos, que rara vez llegarían al templo ya reedificado, podían
estudiar la ley. Surge una nueva clase de maestros, los Escribas o doctores de
la ley, que no eran sacerdotes. El sacerdote se limitaba cada vez más a las tareas
ceremoniales y se convertía en un funcionario eclesiástico con poder político.
c)
El Sacerdocio En El Nuevo
Testamento
Para comprender la teología neo testamentaria del sacerdocio es
necesario entender antes la relación del sacerdote hebreo con el pacto. Como
pueblo de Dios, Israel era idealmente un reino de sacerdotes (Ex 19.5, 6). Para
guardar el pacto, la conservación de la santidad era fundamental. El sacerdote
velaba por la santidad de la nación. Representaba vicariamente a la nación
delante de Dios, pues ella por si misma era incapaz de ser santa. Los levitas,
por ejemplo, se aceptaban como substitutos por los primogénitos pertenecientes
a Jehová (Núm. 3.12, 13). Los hijos de Aarón representaban a la nación delante
del altar y el sumo sacerdote llevaba los nombres de las doce tribus cuando
entraba en el santuario para hacer expiación en el Lugar Santísimo (Ex 28.29).
En
el Nuevo Testamento, Cristo se presenta como el cumplimiento del sistema sacerdotal
del Antiguo Testamento y el mediador del nuevo pacto (Jer 31.31; Mt 26.28). Efectúa
un sacrificio eternamente eficaz (Heb 9.11–28) que permite al creyente tener acceso
directo a Dios (Heb 10.19–25). Los cristianos primitivos se opusieron, como los
judíos, al sacerdocio de otras religiones. La oposición al sacerdocio judío
provoco la persecución de Jesús y sus discípulos por parte de los saduceos, el
partido sacerdotal. Jesús, sin embargo, nunca repudio la institución
sacerdotal. Envió a los sanados al sacerdote para el cumplimiento de los ritos
de la purificación (Mc 1.44; Lc 17.14; etc.). Algunos sacerdotes hebreos se convirtieron
y fueron agregados a la iglesia primitiva (Hch 6.7).
En
la teología cristiana, Cristo es el cumplimiento del sistema sacerdotal por
haber dado su vida ≪en
rescate por muchos≫ (Mc
10.45). Su obra sacerdotal se subraya en todas partes del Nuevo Testamento (Mt
26.26–28; Jn 1.29; 2 Co 3.18; Gl 3.20; 1 Jn 1.7; Ap. 1.5; etc.).
d)
El Sacerdocio Universal de
Los Creyentes
La doctrina del sacerdocio de los creyentes comprende la verdadera meta
del sacerdocio bíblico, es decir, la responsabilidad de cada uno para con los demás.
El creyente se identifica con Cristo y con el pecador, siendo ≪un Cristo para el prójimo≫. Ya no es una sola persona
o una clase los llamados a mantener la santidad representativa delante de Dios
por el pueblo pecador no santificado. El Nuevo Testamento exige que cada
creyente sea santo y, a la vez, responsable de su hermano creyente o no
creyente. La iglesia como el cuerpo de Cristo comparte el sacerdocio de Jesucristo
(1 P 2.5, 9; Ap. 1.6; 5.10; 20.8) y es responsable delante de Dios por el mundo.
Heb 13.15, 16 y especialmente Ro 12.1 especifican algunos sacrificios espirituales
del sacerdote del Nuevo Testamento.
Cabe
notar que el Nuevo Testamento jamás usa el título de sacerdote para el ministro
de la iglesia. Esta costumbre, aunque empezó temprano en la historia de la
iglesia (1 Clemente, La didaje, etc.), carece de base puesto que todo
creyente es sacerdote.
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